Así lo definieron Hans Stacey y su tripulación después que, por unos yerros en la marcación de la hoja de ruta, al cruzar un río, rompieron parte de la suspensión delantera del Iveco Trakker Evolution II. Esto los llevó a levantar el pie del acelerador y ceder otra vez lo que era una victoria segura. Incluso, hasta un perro se les cruzó en el camino. 

“Racey” Stacey parece estar signado -en esta edición del Dakar Argentina-Chile-Perú 2012- a sufrir y no poder darse el gusto de ganar una especial. En cada oportunidad que estuvo cerca, algún inesperado inconveniente lo dejó con las manos vacías. Y la etapa 11, Arica-Arequipa, no fue la excepción.  A falta de un Way Point para consagrarse, el campeón 2007, cruzó a toda marcha un río (mal señalado en el rood-book), lo que le ocasionó un daño importante en la suspensión delantera de su camión. Por suerte, pudo terminar pero a menor velocidad de la que podía desarrollar cediendo, así, otra chance para festejar. 

“Parece que mi trabajo no funciona. No alcanza con pisar a fondo el acelerador. El cruce del río no estaba marcado como dificultoso en la hoja de ruta. Pensamos, entonces, en pasarlo rápidamente pero perdí la dirección del camión. Creíamos que habíamos pinchado pero en realidad se rompió una ballesta izquierda de la suspensión delantera. No pudimos hacer nada. Seguimos, pero eso nos penalizó en velocidad. Después tuve que poner el pie en el freno porque un perro se me cruzó en el camino. Amo los animales”, dijo resignado el holandés que terminó como escolta, a 3minutos y 3segundos, del ruso Karginov. 

Tampoco fue una buena jornada para el español Pep Vila. Problemas con la caja de cambios lo relegaron sustancialmente cuando venía concretando una actuación sobresaliente. Más allá de la ayuda que le proporcionó el francés, Jo Adua, Vila quedó detenido en el camino entre el WP 5 y el WP6. El equipo lo esperaba en el vivac entrada la noche.

La jornada de hoy, la primera en tierras peruanas, estuvo dividida en dos tramos con  poco más de 430 km de especial contra reloj. Quienes sí pudieron sacarle provecho a la etapa 11, fueron el italiano Miki Biasion y el holandés Gerard De Rooy. 

El doble campeón mundial de Rally, con su tercer puesto, logró meterse entre los Top Ten mientras que el piloto y director de equipo, finalizando cuarto, amplió la diferencia con sus perseguidores consolidándose como líder de la clasificación general. 

“Ha sido una etapa agradable. Había tramos rápidos y tramos pedregosos. El camión ha respondido bien, pero la verdad es que no hemos intentando atacar. Quería conducir con prudencia, sin perder demasiado tiempo con respecto a Stacey o Ardavichus. Ambos siguen muy por detrás de mí, así que las cosas marchan bien“, confesó el piloto del Iveco PowerStar (Strator-Torpedo).

Tan sólo quedan tres etapas de carrera. La 12 se anuncia como muy sorpresiva. Serán 440 kilómetros de enlace y 246 km de velocidad por dunas que bordean el Océano Pacífico.